Que somos solo una cañita movida por el viento
-nos dice un filósofo famoso-
ubicua biología, conjunto de células espesas,
poco más, atestiguan varios compañeros,
del ínclito sabio ¡que pereza!
Que somos meras trasmisoras de la esencia
y no tenemos más que hormonas variopintas
y alguna célula que nos hace pensar con la cabeza,
desear la copula pasmosa y procrear para poblar la tierra,
de no hacerlo, será inhóspita
y dejaría de ser nuestro planeta.
A mí me crecen aspavientos y rencores
cuando me dicen tales cosas, aunque entiendo
que muchas de nosotras, somo eso…incluso menos,
si me apremian: bosta de vaca que germina
y se levanta de los suelos.
Aunque si levanto los ojos y veo el el mar
o un monte cercano que se asoma, descarado, a mi ventana,
o la sonrisa dulce de quien amo
os confieso que me brotan flores en el pecho,
me crecen raíces en el suelo y por los ojos
me salen mil rayos de certezas…
Que seremos, seguro, lo que dicen los señores,
pero mientras alguien crea la belleza
o un simple verso en su mesa…
…Mientras alguien pueda hacernos temblar
con la música que hoy adereza mi poema;
como digo, mientras exista la belleza
y unos ojos amantes que la vean
con la misma devoción que miran y desea al amado,
seremos una minúscula cañita, como dicen,
pero guardando en el alma la dulce y tenaz magnificencia
de la vida.
María Toca Cañedo©
Santander– 22-09-2023. 12,29.