Conozco bien el rostro que se esconde
entre sombras y miedo. Conozco
-y comparezco cada día con recuerdos
que aún sangran- el sobresalto
de no saber si habrá algo que llevar a la boca.
He vivido inmersa en inseguridad
con un pie en el abismo…el otro en libertad
para seguir andando, con desaliento
mas no por eso menos rauda
y el paso bien seguro en el avance ciego
del arduo caminar.
He mirado a los ojos del miedo,
lo he visto, flamígero, espurio, bramando,
con ansia desmedida y hambre de inocentes…
He visto todo eso…y algo más.
Con ello, quiero decirte, amable compañero
que no me asusta lo banal,
lo cobarde, lo tenue, lo renuente,
porque ese camino, larvado que,
estoicamente, tú, me pones hoy delante
lo caminé hace tiempo, hasta el final y más.
María Toca
Santander-18-05-2019. 11,38.