Mejor callar, que estar hablando
sin tino, sin razón aparentada,
callar quieta, escuchando
con la mente atrapada
en sutil maraña, acidulada;
luego, emprender vuelo temprano
sin dejar huella, ni menoscabo
de sombras empeñadas en la nada.
Mejor callar, que decir palabras hueras,
malsonadas, que no dicen, ni dejan escapar
sentimiento ni coraza, por boca escarmentada.
Mejor callar, contemplar la madrugada
y luego, quedo, en silencio, como si nada,
partir al puerto que nos lleva
en barco seguro, al otro lado
amparados en el silencio, que diluye
como si fuera, agua, el pecado.
Santander-20-12-15. 18,26.