A modo de desahogo, como hago siempre estos escritos, sin afán de influir, por más que me gustaría; al cabo soy consciente de la simpleza de mis argumentos y de mi persona, dicho esto sin falsa modestia, tan solo constatando la realidad. Aquí estoy como Penélope preguntándome por el disputado voto de la ciudadana María Toca. Han sido tan desacertados los encuentros con la política, que por fuerza, me hallo en estado de perplejidad, aún. Debido a mi edad, debería saber el tallaje que visten los señores que a esto se dedican. Pero no. Una, en su infamante ingenuidad, cree que no todos, que solo algunos, o muchos, pero ni tan siquiera la mayoría, llega a la cosa pública con el ego desbordado, pisando callos, dando bufidos, y con malos modos, con rencores viejos y una venda de intereses muy grande sobre los ojos. Resulta que al acercarme a ellos, comprobé, no con dolor, pero sí con perplejidad que la bastez intelectual, por no hablar de verdaderos orates (ahí andan los debates para demostrarlo) el interés espurio y mal encarado, andan suelto por diversos contrincantes.
Hoy, uno de nuestros ínclitos políticos (de los nuevos, oiga, de los nuevos), escribía un artículo, que en su mayor parte hacía apología de la sonrisa. Sonrisa que esbocé yo leyéndole, porque hay que tener la cara muy dura (de borroka) para abogar por la sonrisa, la persona más abrupta, mal encarada y desasosegante que he conocido en estos últimos tiempos. Claro, que el catecismo de consigna llega de mañana y hay que repetirlo. No queda otra, si se quiere tener santo y seña.
Tengo amigos en todos (digo bien, en todos, sí también en ese) los partidos, que a buen seguro se me enfadarán, bueno, solo algunos, otros ya se resignan y me dan por perdida. A estas alturas, diré que votaré sin ilusión, sin apenas interés, pero votaré, ante la mínima esperanza de dar en los bigotes a ese poder en la sombra que nos maneja, como a los muñecos de ventriloquia. No, no es el gobierno, ni el Ayuntamiento, qué más quisieran ellos, pobres. Son esos poderes en la sombra, esos mercados que reparten dividendos como migajas, contaminando con su mierda el mundo del trabajo. Ambos mundos, que son uno solo, porque no hay división entre empresarios que trabajan, piensan, deciden,(me refiero a los de verdad, a los que nos gusta nuestro trabajo, no ganar dinero y lucir poder) y trabajadores que cumplen, que hacen suya la responsabilidad de crear. No, el mundo se reparte entre los que se alimentan de la sangre de muchos, los que negocian con patentes, con dividendos, con acciones, con mercados, sin importar la piel y la muerte que dejan detrás. Esa es la verdadera división social. Y por ello, estuve tan de acuerdo cuando dejaron de hablar de lucha de clases.
Votaré lo previsto, votaré sin mayores entusiasmos, porque creo que aquel espíritu maravilloso del 15M , se lo apropiaron los que menos hicieron, dejaron hueca la semántica que nos motivó, que nos ilusionó y hoy la fusilan cada rato. Votaré porque tenemos muchos derechos pendientes: sanidad, justicia, derecho a muerte digna, mujeres, inmigrantes, lgtb. Votaré por desesperación, quizá. Os votaré, pequeños canallas, pero no me engañáis. Votaré pero seguiré buscando, intentando cada día en mi pequeña vida, hacer de este, un mundo mejor. A pesar vuestro, muchas veces.
Santander-15-12-15. 16,32.
a nivel personal, sí, Jose Luis Lobete Pastor, pero no con lo que nos ofrecen…
fíjate Rocio Gonzalez Teran, (no me llames ingenua) que casi creo, que ni ellos mismos se dan cuenta de sus milongas. Se creen de verdad el argumentario, se creen, que tienen poder, cuando son títeres.
Seguro que tienes razón, lo conoces mejor que yo. Lo peor es que no saben que son marionetillas.
Por supuesto que votaré. Y nadie puede decir que haya criticado a ninguno de los que luchan en estas elecciones. Callo, como calle en su momento. Y voto, con escepticismo, pero en la creencia que nada puede ser peor que lo pasado.
Y gracias por entender mis palabras…gracias