Buscando encontrar la senda concebida
me arrullaron golpes de nostalgia
que llegan, a veces, sin demanda
y sin espera, se aposentan en el alma
turbándola, dejándola exhausta
mientras la esperanza, queda afuera.
Abrazada por la niebla, saludada
de una tibia y soleada destemplanza
contemplo un cielo, achubascado
que me implora con lágrimas, silencio.
Mecida por el viento y el recuerdo
tránsito por el río sin demora,
no sea que se quede mi soldada
sin su dosis de nostalgia y de memoria.
Aquí, dejando los posos en la orilla
me entrego a vivir, en mi morada,
con la compañía evocada
de los que marcharon, abriendo senda
y esperando fuera, siempre en calma.
Santander-17-4-16. 13,00