El mundo anda ahí afuera
y sigues en silencio,
callada, con el manto
de nubes bien repletas,
la gloria y el espanto
de estar, tan bien acompañada.
Escuchas el rumor
del viento en tu ventana,
a los lejos, un pájaro aletea
se remonta y te canta
con el suave gorjeo
de quien tiene las alas,
la comida y el cielo.
Tú, sigues callada,
como si no hubiera nada
más allá del recuerdo
que anida en tu ventana.
Y sigues bien callada,
quieta, lánguida, ausente
envuelta entre las redes
que teje la mañana,
mientras notas, ausente,
que aquí, en tu espalda
te crecen más las alas.
María Toca
Santander-9-9-2017.