Hay ausencias que ocupan demasiado,
se quedan en rincones, escondidas traspasan
el día ocultando los soles que anudan la ventana
dejándolos afuera y por eso las sombras
se adueñan del hogar, hasta la primavera.
Hay adioses eternos que se encierran
entre láminas de un triste calendario
echando los postigos, cerrando ventanales
mientras en el silencio, se pierden
los afectos, ocultos entre los pliegues
de un triste día de invierno.
Hay palabras no dichas, vocablos olvidados
tal que arboles secos en vereda perdida,
que desgranan sus hojas, como flor invernal.
Hay diálogos muertos, pactos fuera de juego,
verbos dormidos que permanecen silentes
hasta que alguien los despierta
con la voz que saltarina y conjuga disidente,
lo no dicho, lo olvidado yacente
entre olvidos y promesas perdidas
que murieron antes de ser ofrendas.
María Toca Cañedo©
Santander-7-01-2024. 17,31