Llegan los aullidos,
caminan en la sombra,
que siempre va despacio
hacia el futuro incierto
que nubla la esperanza
y asola la razón, por ir hacia la nada.
Unidas esas voces
se escorzan, ante el espejo
donde el rostro se asoma
y dañan la mirada,
que los contempla ahora.
Las palomas torcaces
que vuelan hacia fuera
escarchan el contorno
del cielo, que las acoge
y mil gritos se escuchan,
en el silencio impío
que siempre va conmigo,
aunque yo vaya sola.
Tú, siempre me acompañas
en las luces y sombras,
por las sendas trilladas,
donde camino, y veo
que la vida zozobra
y me siento, y espero
a volver a la umbría,
donde me encuentro ahora,
con aullidos feroces
lenta la madrugada y espesa
la inquietud, que me empaña.
Santander 6-2-15, 18,47. 382 días sin ti, pero contigo.