Cuando hay que celebrar,
o la alegría desborda el rincón
donde me guardo,
añoro tanto la compañía silente
y acidulada, de tu presencia,
entre mi casa y tu sonrisa
al ver mi alegría desbordada
y tu mirada, alegre, esperanzada.
Añoro compartir esos momentos,
los otros, los tristes, no;
esos los tragábamos solos,
el dolor lo eludíamos de frente
como se elude lo bien conocido,
lo que acostumbra a acompañar
en la cotidiana lucha por vivir.
Es en la alegría donde te echo de menos,
en compartir sueños y luces,
en sentir llegar la primavera
y la esperanza, a nuestras vidas.
Eso, lo compartíamos, como ahora,
compartimos los silencios.
Santander- 25-5-2015, 2,37. 490 días sin ti pero contigo.