Allí, en el rincón que solo yo conozco,
donde se tienen los pies mullidos en la tierra
con la caricia del sol de terciopelo,
agarrada a mi nuca;
allí, me encuentro y te encuentro.
Mientras bulle la pajarada en trote alegre
hacia donde encuentran caminos y esperanzas;
allí, estoy, estás, envuelto en la maraña
de la espera. Allí, te siento.
Cuando el rocío acristala la yerba
y humedece la ternura del sol,
allí, callada, estoy.
Donde las olas mecen la desidia,
donde sopla una brisa marina,
donde la luz forma acuarela de bruma,
donde los sueños tornan como aves
y vuelven las sombras a guarecerse en calma.
Allí, donde todo eso ocurre,
estoy, estás, te oigo,
con el ligero rumor de tu presencia;
un vano soplo de esperanza
mueve mi alma, en la inocencia
de amarte y verte despertar.
Allí, donde tú sabes que yo estoy.
Mataleñas-9-3-15, 10,37. 413 días sin ti pero contigo.