Al filo, en el mismo linde del abismo,
abierta, en carne viva, sin defensa,
camino en pos de recorrer una vereda
que me lleve hasta el atisbo lejano
de tu espera.
Paso a paso, sin demora
apenas sin dilación
ni esperanza,
de que llegue a amainar,
hoy, la tormenta.
Sin resguardo, sin manta
que me cubra de las tempestades,
recibo con despecho
el viento que irrita mi garganta.
A pecho descubierto, sin ambages,
con el impulso que, a veces,
me fuerza una rabia
convulsa y asentada en mis carnes,
con el impulso que imprime,
no tener guarda ni más dueño,
que el aire que respiro y alimenta.
Quizá, por eso, camino bien ligera
aun, con miedo, por saber que siempre
es el abismo, quien espera.
Santander-4-9-2016, 19,36