A ti, cariño, te repito,
que te cubras con vano parapeto
que labres con tus manos las estrellas
y remaches las sombras con ceniza
para que te protejan y se apiaden
los dioses, de tu humilde caminar por la vereda.
Quisiera con mi cuerpo poner freno,
apaciguar escaramuzas, aliviarte,
del mundo y sus contrariedades.
Apenas, sin embargo, tengo fuerzas,
para frenar pendencias con mis manos
y templarte con mi frío la cabeza,
cuando convulsa, se pelea con la muerte.
Tan solo puedo rodearte
con el velo fino de mis brazos,
hacer con ellos barricada
y mi corazón ponerlo como escudo
del tuyo, cubriéndolo
de un amor que no tiene
ni freno ni preludio.
Poco. Es poco, apenas servirá
como refugio, al amparo
de pendencias y disloques.
Mas cubriré tus yagas con mis manos
y secaré el sudor de aquella frente
hasta que tú puedas,
vadear el río sin perderte.
Dedicado a Héctor con todo mi amor. Onda 16-10-2016. 11,58.