Los momentos sagrados©
El sol reverbera en el cuello, calienta la nuca con abrazo cálido y amoroso. El reflejo que llega a media tarde, mece entre quejumbroso y desvaído un cuerpo demasiado aterido, para no agradecer la tibia caricia que esponja el alma en la espera.
Los ojos se posan en él, un suspiro de amor sale del pecho. Todo el cuerpo se enerva al momento, una revolera de ansia sacia el ánimo, mientras el sonido hueco y lento del corazón ardiente pone notas de música en un ambiente que por momentos se torna en festivo.
Desde que los ojos se chocaron con él, que espera lánguido, paciente, callado, quedo; sonriendo para adentro, intuyendo el aleteo de amor que ha brotado del pecho femenino, turbándolo en la espera; se ha abierto un mar de fantasía.
Trémula, acerca la mano, acaricia con la punta de los dedos su piel, que suave y fría devuelve con una suave invitación entre lasciva y tierna. ¡Ven!, le dice él, ven que te he esperado mucho tiempo, aquí, callado expectante de tu cuerpo, de tus ojos, de tu amor, de tu tiempo. ¡Ven!, ábreme con lenta mano, poséeme entre los brazos de este sol caduco que mece los momentos sagrados que le dedicas al amor. A la lectura.