guardándolas, impunes,
en la alacena del albañal perdido;
quizá por no haber palabras
que nos cuenten silencios, abandonos o heridas.
Son sílabas oscuras que jamás se pronuncian.
Por eso no lo cuento…
y porque la sangre trasporta lento veneno
que no mata, de momento,
pero lleva distancia
abriéndonos un hueco que el tiempo no restaura.
Por eso no lo cuento.
Levanté parapeto, por sentirme segura,
o bien pueda ser que fuera el pudor
que me impulsó a cerrar muchas puertas,
bloquear las ventanas, huecos,
que hacen los recuerdos,
varándose, inseguros, tras los vados sesgados.
Quizá fuera por eso, se sellaron mis labios
para no abrir la herida que cubierta de barro,
selló los difíciles rotos
en que las horas, dilataban silencios,
y el cielo se nublaba
entre cumbres de espanto.
Por eso no os cuento…
aunque, ahora que lo pienso,
¿qué son estos versos
más que gritos silentes
que la boca, lanza rauda, al viento?
María Toca Cañedo©
Santander-24-07-2022. 9,59.