como manantial en boca de sediento
así, siento sed y no me calmo.
Como flor cubierta de rocío
y hoja desgajada en el angosto calendario,
que hago mío, sin mirarlo,
camino en vereda labrada en laberinto
y jamás encuentro quien camine
al lado mio, el resto del camino.
Sin miedo, pero cauta con el devenir
y los futuros, ansío la mano que tienda
un compañero, o un amigo,
en el largo deambular entre guijarros.
Tan sentidos, los tenues momentos de estío
y los pasos equidistantes de los míos,
siento que la vereda se hace larga,
angosta, cansada, incluso algunas veces,
el pedregal me abruma, cuando miro
adelante y contemplo la enorme soledad
de la contienda, que libro,
sola, sin escuchar ni el sonido del silencio.
María Toca
Santander 24-12-2017. 19,03