Me gusta llevar mochila ligera
y tener la puerta abierta.
Me gusta cruzar el lecho
con mis piernas, sin reserva…
Me gusta comer despacio
a la hora que yo quiero
y cantar como una loca
a cualquier hora del día.
Dormir, reír o marchar
sin cuenta ni parsimonia
como pájaro en libertad
haciendo a toda hora
mi santísima voluntad.
Sí, todo eso y más.
Me gusta, volar en paz.
Seguro, aunque he de confesar
que cada día que pasa,
cinco minutos, no más,
añoro el abrazo cálido
o la voz que me reclame
con sutil banalidad
que soy su vida y me ama
por encima y por demás.
Son solo cinco minutos,
lo juro, solo y no más,
en que me dejo llevar
por esta debilidad…
Luego repongo mis fuerzas,
zureo presto mis alas
y me vuelvo presta a volar
sin pausa ni equidad.
María Toca
Santander-1-11-2019. 21,03