Enciendo el infiernillo que tengo a los pies,
recojo la falda y el mantón lo voto en mis hombros
con la fuerza de quien tapa las mentiras y las borda
en el soslayo de la camisa que me pongo,
con hilo fino las enhebro a mis adornos
y en silencio camino hacia el abismo.
El abismo que se abre como boca cimentada
y quiere devorar lo que yo escribo
porque no hay solaz más esgrimido
que la poesía labrada en dura piedra
y mentada, como se hace, con mentiras
mientras se deslavan las verdades
al unísono de una lluviosa e invernal
tarde, perdida, de domingo…
El zureo de palomas encendidas
se me agitan entre el pecho y el camino
que sigo, con mis letras, de castigo
y hago plomo cuando quiero solo
hacer camino.
María Toca
Santander-1-12-2019. 19,20.