Doblando la esquina de la duda
saliendo por el recodo de nostalgia
y encauzando la senda de la nada,
a veces, una, se encuentra con el fuego
de mil noches y alguna madrugada.
Solitaria, como fuente apagada
en descanso, con poca esperanza,
la dulce sonrisa de la noche
se encrespa con la tibia amanecida,
allí, justo en el sitio donde habita
la sombra inconstante de la nada.
Contrita, aislada y en penumbra
se escuchan sonidos de caireles
que soplan con viento y alegrías,
lejanas, torpes y olvidadas,
las brumas que pesan y se alían
con escuetos senderos de umbrías.
Santander-16-11-2016. 13,24.