Amordazados, menos libres,
sin voz pero con manos para arañar la vida.
Nos dejan sin voz. No quieren gritos
mejor sepulcros que libres,
nos dicen los canallas.
Desgarremos sus leyes con la voz
que quieren acallar y no se puede.
Con los puños moveremos la tierra
que tienen abrasada, y con los ojos,
miraremos al mar, con el ansía
de vernos reflejados en su resaca,
para luego, volver en forma de espuma renovada
y cubrirlos, y dejarlos sin cadenas
que quieren arrojarnos, enteras, en las piernas.
Sin voz, nos quieren mudos, ciegos, sin cabeza,
para así dejar en yermo, lo que costó
tanto sembrar, cual sementera;
así nos quieren: mudos, ciegos, en sordera.
No dejemos que muera la palabra,
ni la libertad, ni nada que merezca la pena.
No dejemos que ellos, los de siempre
nos dejen sin pan y sin bandera.
Santander-28-3-15, 13,08. 432 días sin ti pero contigo.