Si se encuentra belleza en el dolor
y duele,con ansia recobrada,
que con tal de crear, puede doler
y dejar el tiempo, en casi nada,
porque con todo, la herida que no cierra,
por supurar, supura, verbos umbrosos
y se harta de consumir lágrimas
que el viento, siembra por doquier
y fecunda tierras preparadas.
Hay días que las olas acarician
la levedad de una costa muy quieta,
otros, en cambio, la tormenta
arrecia y duele hasta la sombra
de un querer que no ve
porque se mire, y siente antorchas temblorosas,
que secan las acequias, conocidas
y trémula la voz, amplía el eco
de saberse ronca, con despecho
hacia los lamentos que no salen
de un pecho, quebrado y vacilante,
que por no tener, no tiene quien le cante.
Santander 9-2-15, 17,03. 383 días sin ti pero contigo.
Es que rimaba, primo. Pero pensé en ti y me dije: mira tu. Ya tengo quien me cante. Un besin
Y muy bien, por cierto