Y si el sol se marcha, llamaré a la noche,
con ella danzaré un baile con derroche
de esperanza y de calma.
Embriagaré mis sueños con alegría vana,
en que un despertar cruce, como ave,
mi más oscuro rincón, donde se halle
la memoria de un tiempo
en que creía en todo,
y la vida era fácil,
¿o solo era un sueño?
Si la noche se acerca
que me encuentre vestida
de gala, con el tormento
guardado, erguida la frente,
como ave del paraíso,
sin heridas ni afrentas,
libre, sin deudas,
como si fuera fuerte.
Cuando el sol se vaya
se me eleva la frente
y me deja perdida
en el mar, con mi suerte.
Santander 14-9-14, 20,32. 234 días sin ti.