Si el camino huronea,
se hace inhóspito, me siento,
a la vera de un álamo,
espero, me calmo,
me quedo muy quieta,
pronto, los fantasmas vuelan,
se marchan, ladean
sus gélidas manos
sobre mi cabeza.
A veces, callada,
los siento en espera
cruzando sus brazos,
con dagas certeras,
hiriendo en la sombra
al alma caída, cual presa
que anida y se escombra.
Sigo el camino, que presto
se esparce, se mina, se comba,
hoy, mañana, luego,
hasta que una tarde,
me encuentre esperando,
plantando la cara,
cucaña a los viento.
Entonces, los fantasmas,
huirán de presto,
yo, sola, tranquila,
seguiré la ruta
que marca el sendero.
Santander 24-6-14. 20.03. 165 días sin ti.