Mil veces prefiero un adversario
con el que discuto con pasión
que a un inane que me cruce
con argumentos endebles , enquistados
en frente vacua, vacía y solapada
de esa mala intención
que les sobra a los tontos, sin remedio.
Con los primeros debato, hago esgrima
me place conversar, aunque confieso,
que a veces me irrite: el mal es mío,
se trata de una sutil limitación.
Con los segundos, el desprecio se origina,
a poco de escuchar su alocución
me siento sobre una nube bien vacía
sin nada que retenga mi interés.
Por eso, dame Dios, buen argumento,
aunque difiera la intención
de lo contrario, me aburre la estulticia,
por toparme con tontos a destajo.
#MariaToca
Santander-30-5-2016. 18,23