Tengo un cajón, lleno de ilusiones baldías,
de esas que tiras, cuando se destiñen,
otro, guardado, de sueños sin cumplirse
y uno, cercado, de decepciones varias.
Los tengo guardados en anaqueles
cercados de una sombra inabarcable,
que apaga y enciende, muy variable,
dependiendo de mi mano
la luz de una historia interminable.
Tengo una caja pequeñita
plena de lágrimas saladas,
que guardo, como tesoro, en mi alcoba,
para contemplarla en silencio, sin demora.
Al despertar, tengo una sonrisa
prendida en el entendimiento;
es la tuya, tu mirada y tu contento,
porque se que estás en paz, cerca,
escuchando nuestras cuitas, sin reparo,
mientras nos guías y nos das la mano.
Santander-24-8-15, 17,59-581 días sin ti, pero contigo.