Si estas piedras hablaran
contarían el trecho que caminé por ellas;
si hablara la espuma de las olas
que enjuagó, con su salino manto
la sal, escarchada de lágrimas vertidas,
en el seno de una costa añorada,
en momentos, de suaves emociones,
amparada en ocasos
y llena de dudas, encontradas
en el suave camino que seguí, dolorida
por las oscuras sendas,
en el cansino devenir de las pisadas
por los días perdidos, sumidos al olvido
de una suave nostalgia, prevenidos,
que se queda prendida de unas hojas,
mientras se mecen las sombras, sin sentido,
dejando atrás la compañía,
de un bosque, soñado,
que melancólico y fuerte
se mece en agradable algarabía.
Rompe la rama del agreste pino,
rompe la espuma, de esa ola, que en la mañana
se besa con la costa y se torna hacia fuera,
ante el dolor, que espanta,
a base de poesía y de belleza.
La vista, se mece en la conciencia
de que la calma gana siempre a la penuria.
Si hablaran esas piedras,
a las olas, dirían,
que empañaron mil lágrimas
y devolvieron paz a la tormenta.
Liencres, Costa Quebrada. 4-1-15, 2,49- 350 días sin ti pero contigo.