Se abrieron caminos, despacio paseados,
avanzando por senda de guijarros y cantos,
bajo el rumor del río
que rumboso bajaba por escabrosas lindes .
Nosotros caminando, por el sendero umbrío
-los pájaros pusieron la música aquel día-
Cuando todo era nuevo, estrenábamos vida
mientras sombras cernían los pasos
que lentos, cuidadosos de no caer envueltos
en las luces que el estío alumbraba.
Hay milagros sencillos, hay lugares de ensueño,
cuando todo se estrena, la vida es todavía nueva
y ese primer amor, parece que es eterno
mientras se estrecha el cerco
del silencio que discurre sin plazos, sin medidas,
estirada existencia que intuimos perpetua.
Inocencia sublime, almas simples y limpias
que apenas reconocen las huellas
del tiempo que pasó, del horario de invierno.
Hay días que son horas, horas que son milagros
vagabundos errantes de las sendas difusas
donde se alfombra el cielo
con nubes correnteras
y las hojas nos prestan alegre sinfonía.
Hay sueños que se cumplen,
hay anhelos que son, antes de ser vividos
será quizá por eso, que cuando se es feliz,
se camina aturdida, sin darse apenas cuenta
que vamos a vivir, por un momento intenso,
la dulzura que luego trasformada,
será nostalgia eterna
María Toca Cañedo©
Santander-22-06-2023. 19,55