Se lleva el viento la tempestad del agua
que ruge en la mañana
cuando el sol está en alto;
vuela con ese aire, un incierto rechazo
a lo que no se mira, ni se ve, ni se olvida
porque anida en un pecho, blindado
de oraciones, que no llegan
ni de lejos, a ningún otro lado.
Y se quejan las flores, de no tener rocío
en la mañana aciaga donde cumple el destino
con la premura vana, en que se cierra al frío,
la paz, la palabra, la promesa, el destino.
Se abren las voces graves, como las olas
hacia la esperanza, que nos llega
en premura, como si no supiéramos
que la vida, no cura,
el mal, de no tener más sombra
que la cubierta de una nube de estío.
Por eso las tormentas, se llevan horizontes
que anidan en las sierras y fenecen de enigmas,
donde todo se aguarda, sin siquiera abrir soles,
porque lo que no es sombra,
no es ni siquiera penumbra.
Santander 26-1-15. 16,31. 372 días sin ti pero contigo.
Primuco, mañana te veooo