Allá a lo lejos, donde me lleva la mirada
encuentro mil colores
en el cielo y en la tierra, nada.
Allá a lo lejos, la paleta del alma
dibuja sus reflejos
de una triste mirada
que se ensueña, se calma,
de verdes cetrinos, siempre, ataviada.
Con el azul de plomo en el cielo
y las nubes cargadas de agua redentora,
que caerá como la noche
en el milagro de suceso, sin que por ello
pase nada, y se consagre el tiempo
en la inmensidad de una tierna mirada
Es fácil amarte, tierra mía,
me devuelves la calma
con los olores de la tierra mojada
con los verdes intensos, difusos, variados
hacia donde se extiende la mirada.
Es muy fácil amarte,
con tus soles escasos
con tu piel lastimada
con el calor del acero en tu alma.
Las lágrimas que derraman desde el cielo
fecundan tus montañas,
las lustra de un brillo sementero
con el despertar de la mañana.
Es muy fácil amarte tierra mía
muy fácil, creerme que eres mía,
pensar que por donde horadan mis pisadas
posee el alma patrimonio
de la tierra que veo, pero solo es de paso.
Es muy fácil amarte
y muy difícil verte cómo eres
de todos y de nadie,
alma, corazón que alimenta
al que llega, al que nace
al que habita.
Como madre, todos te caben en el seno
alimentas, das la paz,
y a todos compañía.
Es muy fácil amarte, tierra mía,
pero solo quisiera conservarte
como estás, ahora, en mi memoria
en mis sentidos, llevarte,
para siempre conmigo, en mi camino
hasta que mis huesos descansen en tu vientre
22-4-2011, Un poco más arriba del Soto de Villacarriedo. Sentada en una piedra, en un pequeño valle, donde se alcanza la paz y la palabra. Con el sonido de los pájaros y las hojas levemente agitadas por la suave brisa.