Palabras que el decoro no cuece
con su fragor, de fuego enloquecido,
palabras que se dicen sin retorno
y se escriben con alas del destino.
Palabras, que se escuchan
y no dejan poso, o se encumbran
al altar lejano de la vida.
Palabras que reflejan una historia
y que juntas narran la vivencia
de mundos que parten de la idea
que tan solo, lo forman los vocablos.
Palabras, con música, canciones,
o poemas, con ritmo, asonantes,
palabras que ríen, y que parten
el mundo, en dos mitades.
Una, la mía, la que habla
y escucha a la otra parte.
Y la otra, la que mira
y siempre se cree, que va delante.
Santander-12-10-2016. 15,55.