De tanto tirar con las balas,
agotas el fuego,
de tanto disparar a contrachapados del viento
nublas el disparo.
Guarda tus balas,
no sea que luego se estrellen y den en cubierto
Guarda los disparos
para cuando hagan falta,
no contra el amigo,
no contra el hermano.
Úsalas, si quieres, contra el adversario.
Seguro que con él callas,
achantas el fuego,
amainas la ira
que usas contra indefensos
siempre a destajo.
Es mejor que anules tus fauces
y muerdas tan solo
cuando tengas presa enemiga
entre la maraña
y dejes de jugar a dar miedo
porque, tan solo con eso,
ahuyentas como alma que lleva el diablo
a los compañeros.
Deja la guarida y ponte a cubierto.
#MariaToca
Santander-14-2-2017. 23,45.