La poesía no se hace con el taco de la felicidad
ni con sonrisas, ni con mueca de esperanza;
es más fruto de la tristura
de una calma sesgada,
con visos de mordida desesperación.
Se construye encerrada en la cárcel sombría
que da la penuria, o la rabia, quizá;
se hace con muchos golpes, de miedo,
de pena, de soledad, de sombras, de dolor.
Así, se forjan los versos, el poema,
y, a veces, solo a veces, conecta con el alma
de alguien, que escucha y ve la voz
de su pregunta, de su herida .
Eso, solo eso, es poesía.
Hoy, en cambio, encadeno unos versos
con la alegría que da ver nacer esperanza,
encontrarse tranquila, con la paz y la calma
que da, hacer las cosas sin prisa y con amor.
Hoy, al llegar a casa, me encontré con mi obra,
prensada, envuelta en letras
que preñé y concebí, como un sueño,
envuelta en mis paredes,
a veces, con llanto, en soledad callada.
Luego, de noche, soñé que te llevaba
en mi espalda, y juntos volteábamos
un mundo, con flores, con amor.
Por eso, hoy no hago un poema,
solo hago, una felicitación.
Santander 1-5-15, 12,48. 465 días sin ti pero contigo.