Se seca la palabra. Se seca, se aciaga en la boca
se hace broza, se queda cual erial
asida en las alcancías de la nada.
La palabra, que antes se bruñía
como galerna loca y ahora,
vencida y desgreñada, se queda
prendida de la almohada,
ahogada, antes incluso de nacer
es abortada, muerta, alienada:
La palabra. Antes era bandera,
bastión de mi vida, donde me solazaba
encontrando siempre acomodo
para verter las lágrimas, la rabia
y el alborozo: La palabra.
Ahora, en cambio, se queda despeñada
cual tibia luciérnaga de luz
bien apagada:La palabra.
Murió entre confetis deslumbrada,
por inútil, por vacua: La palabra
que antes era mi religión
y ahora, es poco menos que nada:
La palabra. Murió asesinada.
#MariaToca
Santander- 9-1-2017. 19,11