Una larga cadena ensangrentada
aprieta mi cuello y mi espalda;
me ciñe, como espada de madera
ahogando el aire que me llega,
si siento la presión me deja huera
de pensamiento y buenas intenciones,
mas, como dejar la vida entera
de sentir el ahogo en mis prisiones.
Como collar de sangre, llevo puesto,
la cadena de sombras que me aterra
y ya ni mi voz se vuelve quieta,
cuando el garfio, dudoso, se aprieta.
Pregunto al viento, con voz entrecortada,
si la condena durará la vida entera;
condena de vivir encadenada
teniendo, como tengo, abiertas alas,
que desean el vuelo y no lo tienen
por las largas ataduras, engañadas.
El viento, no contesta, ni lo sabe
que mis cadenas, son duras y son graves
las condenas que pago, sin donaire.
Santander.1-11-14, 19,12. 285 días sin ti, pero contigo.