Nos llega el otoño con su manto de luces
vestido de purpura y de ocre ,decaído,
con su humilde tornasol, envejecido,
punzante de colores y nostalgias
de un tiempo pasado, no ha mucho,
por la canción tierna del estío.
Nos invade el otoño, tan callado,
poblado de sombras, desafueros
de calles, con hojarasca iluminadas,
y de luces que dejan el cielo amedrentado
con la pureza del tiempo desdoblado.
Llegan las tardes somnolientas, pesadas,
con el trino de despedida, amenizadas,
de la pajarada trémula, en espera,
de la amenaza incierta del invierno.
Se va el sol y la sementera
se llena de maíz escarmentado
de horas, de tiempo tan callado
que por fuerza fecunda la calle
con la escarcha; y la noche
se funde con el día, apagado,
el infundio alegre
de un estío, aún finiquitado.
Santander 28-9-14, 20,09. 252 días sin ti, pero contigo.