Cuantos aldabones fueron necesarios
para condenar al cieno las brasas fundidas
de los corazones ardientes y nunca callados
y cuantas miradas de odio, fueron conjuradas
para que el silencio llenara el vacío de sombras quebradas
… y el olor a muerto, asolara el amplio bastión de tu falda.
Cuanto humilladero, cuanta lágrima seca
dentro de un pozo que nunca se llena.
Cuanto olor a lejía barata
cubrían tus manos, antes afinadas
y que hoy recogen las miasmas de aquella derrota
que ansias aplaca y calla la voz, que no dice nada.
Mujer ¡cuánto miedo hizo falta!
para dar por sellado el corazón roto
y los labios henchidos de rabia
se resquebrajaran, secos, mudos, quietos
cerrando palabras.
Te dejaron sola. Te dejaron seca. Te dejaron huera.
De tanto humillarte, de hacerte la vida
común sortilegio de manta quebrada
que apenas ampara la noche que llega callada,
mientras a lo lejos, suenan, las pisadas
de cabalgaduras que atruenan la noche
y besan con fuego a la madrugada.
Mujer, ¿cuánto miedo hizo falta?
Dedicado a todas las mujeres que sufrieron la represión macabra del fascismo.
María Toca
Santander-10-12-2017, 18,14