¿Cómo es eso de que un ministro inglés va a la cárcel acompañado de su ex esposa, que en un rapto de resentimiento al ser cambiada por la dulce secretaria, le denuncia por cometer una infracción de tráfico. Ella se responsabiliza, la quitan puntos y él se salva?. El ministro, ex ministro, porque previamente dimitió, es socio del partido gobernante. No hizo falta que la oposición saltara a la yugular, extorsionara al gobierno, la prensa se encallara denunciando, la gente en la calle explosionara de rabia. No, al contrario: Te has equivocado, has delinquido, te vas a la calle, y si te pasas un poco, a la cárcel.
¿Qué hemos hecho nosotros para no merecer lo mismo? Imagino que nacer en un país que hace carreteras y casas, cargándose las costas más bellas de Europa. Que dedica al futbol millones y se lo arrebata a los colegios. Que quiere hacer negocio con la sanidad, como antes lo hizo con la construcción. Que jalea y vota, (6000, ponferradinos, ¡ahí es nada!) a un baboso convicto de acoso sexual, le ríe las gracietas, mientras expulsa y condena a la víctima. Todo esto sin que el dedo acusador de las que nos consideramos feministas se levante.
Un país en que la izquierda, pillada con la mano en el festín, dice, que más hace la derecha y la votan. Que expulsa a jueces y a médicos honestos, libres y limpios, hasta que la mierda estalla y funde los plomos de la democracia. En el fondo, muy en el fondo, admiramos a Bárcenas, envidiamos su desvergüenza, la chulería con que levanta el dedo y hace peineta a unos españoles que le hemos tenido bajo las faldas hasta ahora.
Si pecan los míos, lo disculpo, si son los tuyos los lincho sin piedad. Una izquierda que llora a un bufón que ha muerto haciendo bufonadas, que ha repartido petróleo, mientras en Caracas no se puede salir a la calle. Pero es de los nuestros…Aunque huela a naftalina, aunque Maduro, nos recuerde a Arias Navarro y su lloriqueo. Es nuestro. Antes disculpamos a Ortega, cuando abusó, se aprovechó, torturó sistemáticamente a Zoila, hija de su esposa Rosario Murillo. Es nuestro canalla… Le disculpamos, porque es nuestro. Si fuera de derechas…¡ a la hoguera con él!.
Como decía Juanjo Millas: hay días que a una la dan ganas de dimitir del género humano. En mi próxima reencarnación me pido ser tigre de la sábana, o por lo menos inglesa.