Fíjate si habré cambiado
que antes buscaba el ruido,
el brillo, el acicate,
en cambio, ahora, mis horas
se colman de silencios opacos
contemplando, la vida y su desgaste.
Silencios, vagos, en la tarde
cuando el día se apaga y hace lumbre
mezclado con el viento que cubre
el hogar y lo envuelve,
mientras se queman
los recuerdos idos y nos mecen
los suaves mantos del olvido.
Callada, en horas matinales
cuando el sol se nace
y revienta con su luz
chocando con los tibios ventanales,
mientras, se escucha a lo lejos
el jolgorio de unas aves
que, alegres, levantan vuelo
y se pierden, en el horizonte ensimismado.
Sigo, callada, escuchando
el discurrir de los nuevos avatares
dejando que la tibia mirada
aplaque los silencios,
y me cubra de un sutil sueño confitado.
De noche, visita la luna, mi alcoba,
la recibo, esquiva, callada,
luego, escucho sus cuentos
que traen, como siempre,
el aliento de otros tiempos,
que rememoran la vida que pasó
y los recodos en vanos pensamientos.
Comprueba, ahora, que este, mi sosiego,
es tanto, por escuchar
la soledade y hablarte de ella,
como del recorrido interior,
que se sumerge entre veredas
del incierto presente y sus ofrendas.
Envuelvo mis palabras
en la bruma briosa
del silencio, que cuanto más calla
más cuenta lo que sabe: lo que importa.
Santander-23-4-2016. 18,59.
a vosotras reguapassssss…