Esa calma que me regala el tiempo
de caminar senderos cubiertos de hojas secas
y subir las montañas
de venturosos días
que llenan de silencio
las estancias vacías
apenas, hoy, bañadas
por el sol fenecido.
Se atenúan las ansias,
todo se anda despacio
como si la prisa abandonara
la casa en pos de otra morada.
Se ralentiza el tiempo
y la risa se oculta
detrás de los labios resecos
y cubiertos de escarchas.
Se me nubla la vista
y me quedo en silencio
escuchando la nada
y como habla el trigo
con la yerba segada.
Esa calma que labraron los años
se escudó en los silencios
cual cancelas de viento
que apresaron de firme
el miedo y lo alejaron
hasta el confín de los días
en que huyó despacio.
Esa calma que me regala el tiempo
es bonita, es callada
como simiente o cielo,
me cae en forma de lluvia
entre silencios quietos.
María Toca
Santander- 18-02-2020. 20,00.