Ese viejo corazón, sigue latiendo,
maltrecho, desconchado, se reanuda
con el sonido del viento por delante
y ampliando el de las olas, cuando duerme.
Esa boca surcada de caminos
le cuesta, pero sonríe vagamente;
besa, se deja acariciar por la frescura
del agua clara, cuando la sed aprieta
y queda aun trecho, por caminar.
Los ojos, que vieron las estrellas
contemplaron noches y días memorables
hoy, se adentran a divisar días y tardes
en que la escarcha alfombra la pradera
contentos de ver y dejarse alumbrar
por los sueños que quedan en simiente.
Esa cabeza que, falla, cuando duele,
aún piensa, decide y se querella
con los que quieren manipularla
con chantajes, de los que huye
y jamás se estremece ni se altera
contestando al tiempo, bien presente.
Esos pasos, cansinos, que no corren
porque desfalcaron la costumbre
de caminar deprisa, a todas partes
y hoy pasean senderos en herrumbre.
Con todo y con eso, me desangro
por la idea de avanzar hacia delante,
amar, ser amada, hacer poesía
y seguir, hasta no tener bastante.
Santander-15-5-2016. 1,58
Gracias. En algún momento verán papel, mis poemas, seguro.