Hemos troquelado el aire en sulfurosa ponzoña
enjalbegada de prospera urdimbre
que nos conduce deprisa hacia la nada.
Cambiamos el tiempo de silencio
por barahúnda extasiada de costumbre
y a fuerza de ser viles, cambiamos
las horas por segundos…
Segundos que consumimos con el hambre
de vivir de forma extraordinaria
sin saber que la calma y la presteza
es el milagro que inunda la marea.
Marea que huye gastada por plásticos
y detritus, que como peste escarmentada,
soltamos sin pausa a toda hora.
Se nos fue el agua limpia,
se nos encharcó la primavera
con el ansia de abarcarnos toda entera
mientras buscamos una hoja
entre la muerta maleza que nos hunde.
María Toca
Santander-10-04-2018, 13,05.