A veces se me olvida
como eran los días normales,
aparentes, como en hilera,
uno tras otro, sin problemas,
frugales, sencillos, parecidos.
Días, que casi no recuerdo.
A veces se me olvida como era la risa
que cuajaba el aire, en momentos,
vividos a contrapié con ansia y con esfuerzo;
el sonido del agua cristalina
cayendo en la fuente que mi mano mancillaba
para enjuagar la sed de tiempo,
de quebrantos banales,
de sucesos equidistantes
de los de ahora, que parece
paisaje yerto y sin aliento.
A veces se me olvida
como me despertaba,
con la mente vacía, y preocupada
de cosas fútiles, que doy como sentados
sucesos ocurrentes. Tan despacio,
se me pasaba el tiempo, que parecían
pasos en arena mojada, mi alquería.
Hoy, casi se me ha olvidado,
como era la vida sencilla
antes de que la voz llamara el arrebato
y zurciera la vida, a la fatalidad.
A veces se me olvida,
que existo, que vivo Y que siento,
por eso, creo que camino
entre los muertos muy despacio.
Santander-2-5-14, 23,17.