Te quedó lo mejor que hay en mí,
te quedaron palabras,
los silencios densos, las cosas que no dije,
el poema abierto
como si fuera presencia intuida
que se abrió para ti,
aquella tarde en que el silencio
cobró vida y esmero,
durante el tiempo que diluimos juntos
como espejismo dilatado y extenso.
Te queda para siempre mi piel ,
enredada entre dedos hambrientos
que saboreando pasión, recorrías
entre suspiros quedos.
Te queda la suave melodía
la caricia de hielo
de una mirada envuelta
en el velo encrespados de tus sienes.
Y te queda, por fin,
estos versos callados
que compuse intuyendo tu ausencia
notando que los días se espesaban, austeros.
Cuando quedaba tiempo
para sentir tu cuerpo
sobre el mío, enlazado
mientras nuestros ojos
cabalgaban briosos
encelados de hambrientas miradas
Imagino que me alimenta la trasmisión de emociones. Gracias Goyo, por sentir y compartir. Sigue cercano, hace falta el sentimiento.
Tiempo…todo llega