La tarde fue fértil, la noche se esponja,
acordes de música suenan en mi casa,
llené folios blancos, de amplias miradas
mientras en la noche, se funden batallas,
donde vencen los que oyen
sonidos que espantan.
Que dura la tarde, en que nada crece
que triste la noche, que no tiene sueños,
que surcan los mares, en un desenfreno
de lánguidas luces
y de vientos lúgubres.
Tristes los caminos
que a nada conducen,
las simas, los montes
que nada producen,
las lágrimas hueras,
los dolores ciegos.
El mío es muy fértil,
germina en poemas,
que llenan de rimas
las dulces veredas
de la calle nueva
por donde transito
sin fe, sin reservas.
Santander 2-3-14, 21,09, 41 días sin él.