A veces tu silencio me calla,
enmudece mi boca
con las garras del miedo
a quererte y no poder consumar
el desatino que supone no ser,
lo que andabas buscando.
Otras, el tiempo, me dice
que persigo quimeras
donde crece la yerba
y por no ver, ni veo,
el reflejo dorado de la mies
en tu pelo.
Yaciendo ensimismada
entre juncos y viento
me encuentro con la almohada
donde apoyar mi quiebro
de un amor que tardío
llegó a fiel destino
donde se oculta el miedo.
Y si tu voz no habla,
ni se escucha el lamento,
seguiré caminando
hacia un cerro encendido
donde mis pasos lleguen
y me impulse el deseo.
Cansada, estoy cansada
de andar por escarpadas
veredas de algún cerro,
pero vence el misterio
de caminar por sendas
de inexpugnable tiento.
Santander-18-10-15, 19,31.
gracias…a veces sale algo, otras nada.