como vestido de venganza
donde se van resolviendo
las pasadas penas y contiendas.
Inacabas luchas,
enconadas por un poder algodonoso.
Tiempo de suturas
de las viejas heridas
que aún respiran
por las bocas imaginarias
de todas las iras y las rabias.
Olvidado tiempo de cerezas,
de aperturas,
cuando el mundo despertaba cada día
y todo se estrenaba.
Por el contrario, el pozo
de los rencores viejos como el alma
de las evanescentes concordancias
que nos llenaron una sima intransigente
de molesta desesperanza y de pereza
cerrando el alma a cal y canto a los amores
y a tibias esperanzas.
Tiempo de venganza
de saborearla frente al lecho
donde yace doliente,
el mal, en toda la extensión de su grandeza.
Tarde, en plenilunio vivo, nos dimos cuenta,
que los males aquellos,
tantas veces huidos, olvidados,
se fueron de verdad para otros lares
hasta hacer a la venganza inoperante.
Tiempo de cerezas.
Tiempo de consecuencias.
Tiempos finales.
María Toca Cañedo©. Santander 21-09-2024. 10,45.