Se me rompen las cosas
y la memoria, se me rompe en pedazos,
cuando me asomo a la ventana
de la curiosidad, incisiva y cortante.
Se me rompen los ojos
de tanto mirar sin ver el futuro
y se me sienta delante el indiviso sueño
de poder caminar sin el freno
que impide buscar el horizonte.
Se me rompe el silencio
cuando abrazo la noche
encogida en mi almohada
intentando atisbar a lo lejos y no tener
más vista que el presente, incierto,
ni más futuro que estar presa
de un cuerpo que, candente,
camina hacia el desfalco
y a la melancolía.
Se me rompe la frente
de recordar momentos
en que jugaba, tan triste, con el tiempo
y embravecía los instintos
con la muerte.
Santander-2-4-2016. 19,26.