Palabras que explotan en el pecho
de puro fuego que llevan en sus cesuras;
palabras, que de no dichas, se expanden,
invaden el tejido y luego arden
con llama que esquilma a su paso
secando los ríos, plenos de la sangre espesa,
derramada.
Palabras ahogadas, con garras de madera
truncadas en la noche que forma la garganta
y con manos febriles, sujetadas,
para no dejarlas salir del cementerio
que forman las ideas desdeñadas.
Allí, pudriéndose, abonando la miseria
de tantos pensamientos que se ahogan,
encontrándose callados los vocablos
labrando con su mecha la costumbre
de verse sembrados en barbecho;
a veces, dando vida a los versos
y otras, simplemente, de puro inútiles,
ahogadas en el fondo de mi pecho,
dolientes, por no dichas,
las palabras.
María Toca
Santander-14-09-2017. 11,26