el corazón blindado, por si acaso,
la esperanza creciendo entre los dedos
y una leve sonrisa que me aguarda
en nubes y cimas, en quebranto
de padecer mayores desperfectos…
Quizá sea lo esperado
-me digo al recordar entre las sábanas-
el momento adecuado
cuando las musas marchan
y el aposento se queda en un tibio silencio
guarecido en distancias y conciertos.
¿Será el momento? musito entre tinieblas
y mi voz se quiebra entre madejas
y recuerdos de antaño…
O volverá el corazón, caballo loco,
a saltar como joven corcel enjaezado,
ante el temor de desgarrarse, hecho pedazos.
Me resguardo, en la seguridad de la guarida,
de furias pasionales y quebrantos
porque se ajó la suerte
y la nostalgia hizo pasto
de viejos ideales, de pasiones
que a fuerza de gustarse
envejecieron marchitando los encantos.
A veces reverdece la esperanza,
tibio brote de musgo encebollado
con la idea, de que todavía queda tiempo
y no se no se nos vuelen los esfuerzos
en torno a esperanzas, trastocada
de amores templados en la marcha.
Mas luego me torna la certeza
de haber pasado página
acabado el libro de delirios
amusgada de tibios desconciertos
que no tienen nada que ver con la esperanza.
María Toca
Santander-9-11-2021. 19,36