Se me hace de pensar que la memoria
guarda el dolor en frente con anaquel abierto
para poder tomar, con tiempo, el recuerdo
y leerlo con calma a cada poco.
Se me hace que la memoria guarda
la iniquidad y el sufrimiento
en huellas mojadas en cemento
para que no se olviden y se guarden bien seguras,
a dispensa de que sean guarecidas
de los oscuros vientos del olvido.
En cambio, aquella risa, la mirada feliz,
el suave borboteo de unos besos
o el canto del pájaro matutino
que nos encontró envueltas en sudor
entre abrazos, vino y pasión …
esas cosas ¡ay amiga! esas cosas
se diluyen como azúcar en agua
a poco de vividas trotando entre meandros
corriendo siempre, raudas, río abajo.
Se hacen humo, tan breves, como pábilo
se consumen a poco de disfrutadas
sin dejar más huella y sementera
que en la piel, leve caricia
empolvada entre olvidos renuentes
y dichas gozadas entre sueños.
Que selectiva es, que mal nacida,
la memoria, que nos deja desnudas,
sin historia, y nos trae con voz amarga,
esa maldita, memoria, tan ladina
lo que mejor yaciera en el olvido
sin dejar más poso que el triste aprendizaje
y el mensaje de que todo es vanidad de vanidades.
- Toca
Santander-18-07-2020. 23,35