Entre espinas, rodeada, inerte y sin defensa
me encuentro algunas veces, tan renuente,
que ni fuerzas quedan , ni las ganas
de poner pie a tierra y levantarme.
Asolada de ruinas y de escarchas
disuelta entre mares de discordia,
me encuentro, sola, a veces, tan dispersa
que ni ganas tengo de contemplar
la vida que me espera.
Clavada en el sitio de costumbre…
con la cabeza que se sujeta malamente
a una brizna, purulenta, de cordura
y con augurios de mares en zozobra.
Me encuentro, sola, sin amparo que me crezca
y lo peor, con el cristal de la esperanza
hecho bronca. Por eso al mirarme en el espejo,
siento que me contempla una extraña,
esa que desde tiempo remoto, se me arrima,
y no ceja en su empeño de anularme.
La tristeza, la llaman, otros nostalgia,
algunos, con poesía, le dicen a la solitaria:
dulce melancolía…Yo les podría explicar
que es amarga, cual bilis encadenada a la pereza.
- M. Toca
Santander-27-07-2019. 9,58